Recuerdo del gaucho Martiniano Leguizamón- (Diario LA NACIÓN sábado 04 de junio de 2005)
El escritor, periodista e historiador entrerriano rescata en sus obras el espíritu y la destreza del hombre de a caballo
(Por Miguel Angel Andreetto Para LA NACION) Con espíritu de indudable justicia, distintos sectores de la historia de la cultura argentina coinciden en considerar a Martiniano Leguizamón (1858-1935) como el albacea del criollismo.
Muy pocos como él, en efecto, reaccionaron tan significativamente ante la evidencia de los acontecimientos, contra la penetración de los "ismos" provenientes del extranjero, en aquellos años iniciales del siglo anterior.
Leguizamón se constituyó, por así decir, en ferviente defensor de los valores de nuestra identidad, a los que -a través de su vasto quehacer poligráfico- imprimió sello de permanente reivindicación y vigencia.
Además, Leguizamón nutrió su curiosidad en las infaltables tertulias dominicales, tras oír misa, autoconvocadas en la casa del coronel Miguel Gerónimo Galarza, en las que solían tomar parte su padre y otros veteranos de los ejércitos de los generales Francisco Ramírez y Justo José de Urquiza. Allí vivió, en toda su intensidad, el suspenso abierto por la evocación propia del relato de aquellos bravos centauros que lo dieron todo, sin reclamar nada para sí. Aparecida en 1900, su novela histórica Montaraz es de notoria utilidad para interpretar los procelosos días de 1820 pero, en rigor de verdad, su temática se circunscribe a Entre Ríos, donde se desenvuelve la acción.
De esa provincia surgen elementos de variada naturaleza que ayudan a ubicar al lector en aquel bárbaro imperio del "credo cimarrón". En la obra abundan referencias sobre costumbres y diversiones del gaucho de la época, en las que demuestra destreza en el dominio del caballo y del lazo. Figuran, entre ellas, las carreras de sortija, los bailes de las mingas y las escenas de la yerra y la doma, algunas desaparecidas.
No podemos omitir leyendas y creencias, como la del guayacán, árbol sagrado y libre del peligro del rayo; la del ombú y el posible influjo perjudicial de su cercanía; la del tala y sus connotaciones religiosas para los indígenas; el talismán de las plumas del caburé; la del hornero y su hábito de no trabajar el domingo? Todo ello, en fin, contribuye al ofrecimiento de notas válidas para conocer al hombre y el escenario donde Leguizamón presenta al gaucho que late en él y exterioriza la pasión terruñera que, a modo de verdadera constante, vertebra una labor sólo segada por su muerte, producida el 26 de marzo de 1935 en González Catán, "a esa hora en que el alba criolla endereza en el horizonte su cresta de claror". (Revista Desde Federal)
SOBRE EL AUTOR DE ESTE ARTICULO HISTÓRICO DE NUESTRA PROVINCIA.
Miguel Ángel Andreetto. (EL DIARIO Domingo 29 de Abril de 2012)-A la edad de 91 años, falleció en las primeras horas de ayer, en Paraná, el docente, periodista y escritor Miguel Ángel Andreetto, integrante de la redacción de EL DIARIO. La presencia dominical de su trabajo –con sus “Digresiones”, que se incluye también en esta misma edición– alternó con ensayos, editoriales y opiniones que nutrieron por años las páginas de este matutino.
Era un historiador del periodismo argentino en general, y entrerriano en particular. De hecho, entre sus últimos trabajos se cuenta un libro encargado por la Academia Nacional del Periodismo, sobre la historia de los diarios y sus periodistas en Entre Ríos, donde reunió el fruto de toda una vida de estudio y observación.
Pasó por enorme cantidad de redacciones, antes de recalar definitivamente en EL DIARIO, y fue corresponsal del diario La Prensa, de Buenos Aires.
VIDA Y OBRA. Miguel Ángel Andreetto había nacido en Paraná en 1921. Realizó estudios de Maestro Normal Nacional en la Escuela Normal Superior “José María Torres” y posteriormente egresó del Instituto Nacional del Profesorado como Profesor en Castellano y Literatura y en ambas casas ejerció la docencia como así también en otros establecimientos de enseñanza media, normal, especial y técnica de Paraná y en la Universidad Católica de Santa Fe.
A su dilatada labor educacional cabe sumar su actuación como inspector de Enseñanza Secundaria y Especial y Subinspector General de Escuelas, presidente de la Junta Superior de Calificaciones y asesor técnico del Consejo General de Educación.
Entre otras obras es autor de: “En torno a Montaraz de Martiniano Leguizamón”, “De Literatura Regional”, “El periodismo y los periodistas entrerrianos en la historia argentina”, “Charlas y Antiensayos” y el ya aludido “El periodismo de Entre Ríos”.
Por su labor, hace un par de años fue homenajeado por la Cámara de Diputados de Entre Ríos, mientras que hace exactamente un año recibía el premio Cimarrón Entrerriano, que le entregara el Gobierno provincial en el Museo Histórico de Entre Ríos.
Los restos del profesor Andreetto fueron velados en Sasfer y recibieron sepultura en el Panteón del Magisterio, del Cementerio Municipal de Paraná.
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